Puede que alguno de ustedes se pregunten a veces, al ver un documental, leer una revista de divulgación o leer un blog, de dónde se saca la información que manejan los historiadores.
La cuestión es muy amplia y complicada, pero hoy queremos mostrarles un poco cómo se desarrolla la investigación histórica, desde la elaboración de las primeras hipótesis, hasta la publicación de los resultados, culminación de cualquier investigación.
Cuando uno empieza a plantearse comenzar una investigación lo primero que hay que hacer es consultar la bibliografía existente. La cuestión de la bibliografía es siempre espinosa, ya que no siempre es fácil abarcarla toda, valorar su interés, tener acceso a libros o artículos publicados en otros países, o publicados hace tiempo y difíciles de encontrar.
Con el estudio de la bibliografía uno empieza a hacerse una idea de qué se ha hecho hasta el momento, cómo se ha abordado la cuestión, qué tipo de documentación se ha utilizado y nos ayuda a plantearnos nuevos interrogantes.
A continuación comienza el trabajo en archivo y bibliotecas, aunque simultáneamente se siga consultando bibliografía que pueda ir resultando interesante, bien porque sea nueva, bien porque la propia investigación nos vaya llevando hacia otros campos bibliográficos.
Ir a un archivo es como se explicaba aquí, ir de pesca. O como decía la madre de Forrest Gump, uno nunca sabe qué le va a tocar en la caja de bombones. Normalmente los archivos cuentan con guías o catálogos que sirven para saber qué tipo de documentación se custodia. La ayuda de los archiveros suele ser también muy importante porque conocen de primera mano la documentación. Pero no todos los archivos están bien organizados, en muchos casos por falta de medios, y no se sabe a ciencia cierta qué hay y qué no, o no permiten el acceso a los investigadores. Por ejemplo, los archivos de algunas familias nobles o de conventos o monasterios, por ser de titularidad privada están cerrados al público y su acceso denegado. Sólo el “encanto personal”, el “ganarse” a las monjas o persona encargada, puede conseguir que se abran las puertas del archivo.
Una vez allí, se inicia la consulta de la documentación. Dependiendo del tema y la fuente, surgen dificultades diversas: se puede tratar de documentación bien conservada, catalogada, sin lagunas, por lo que el problema es la inabarcabilidad. La imposibilidad de leer todo el material disponible. Esto suele ocurrir con la documentación de tipo administrativo. En el otro extremo, puede que necesitamos encontrar datos precisos sobre un tema muy concreto y la dificultad en ese caso radica en tener la “suerte” de encontrar lo que buscamos, y en verdad, la fortuna juega un papel importante en estos casos.
Pero supongamos que hemos encontrado la documentación y la hemos consultado. En ese momento es cuando hay que tener presente qué tipo de preguntas queremos hacerle a la documentación y qué nos puede decir esa documentación.
Por ejemplo, si nos interesa conocer la difusión y consumo de libros en una zona concreta en un momento concreto, una de las fuentes interesantes podría ser los inventarios de bienes de difuntos. Es un tipo de documentación notarial, en la que se daba fe de los bienes que dejaba una persona al fallecer, entre otras cosas para que los herederos pudieran ejercer sus derechos. En estos inventarios pueden aparecer los libros que el difunto tenía en su biblioteca. Hasta aquí todo parece sencillo, pero hay que hacerse algunas preguntas: primero no podemos asegurar 100% que el difunto sólo tuviese esos libros, porque hubiera regalado algunos, los hubiese prestado o se “perdieran” en algún momento entre el fallecimiento y el levantamiento del acta. Segundo, que el dueño tuviese esos libros no significa necesariamente que los hubiese leído (y si no, sean sinceros y piensen si han leído todo lo que tienen en casa).Tercero, puede que no todos los libros los hubiera comprado el difunto, o perteneciesen a diferentes miembros de la familia… y así sucesivamente habría que interrogarse sobre los datos que vamos obteniendo para aproximarnos lo más posible a la realidad, en nuestro ejemplo, de qué libros se leían, quién los tenía y cuál era su difusión.
A todo lo anterior, hay que sumar, la que para mí es siempre la mayor dificultad. En química si uno mezcla A+B esperando que salga C y no es así, sino que se obtiene D, puede que sea un mal resultado, pero es un resultado. En nuestro caso, que no encontremos la documentación, no significa que no haya existido, sólo que no la hemos encontrado, lo cual no es ningún resultado: se ha podido perder, destruir, cambiar de ubicación, no haber existido o simplemente no hemos buscado bien. Y además, por muy meticuloso que uno sea, tampoco se puede asegurar nunca que se ha consultado toda la documentación existente, siempre puede aparecer en algún sitio algo que no conociéramos.
Dejamos para otro día la subjetividad de las fuentes, otro de nuestros quebraderos de cabeza.
Así que, hacer historia es bastante más complicado que leer papelotes viejos, la capacidad de ser crítico con uno mismo y con las fuentes es fundamental, difícil de aprender y que suele marcar la diferencia entre los grandes historiadores y los demás.
¡Muy bien este artículo!. Deberían pasarlo ustedes por los institutos de secundaria del país -y por no pocas facultades de Historia-, ahí absolutamente nadie explica qué hace el historiador, su porqué, ni tan solo se explica cómo trabaja para extraer su información. Los planes de Enseñanza Secundaria de Historia en España son un verdadero desastre, un 0 a la izquierda en la enseñanza en general, un despropósito evidente a nivel metodológico, didáctico, evaluativo y sobre todo en el aspecto más digamos conceptual y filosófico, esto siendo simpáticos, a parte claro, que los estudios exigen un nivel bajísimo. En fin. Los alumnos se piensan que los conocimiejntos históricos nos lo sacamos todos de la manga...Total, todos los bachilleres españoles sin excepción salen de los estudios pensando eso tan escuchado de: "¿investigación histórica? ¿y qué es eso?, ah, ¿se investiga en Historia?, pero vamos a ver, ¿cómo se va a investigar en historia si YA ha pasado?" (como si YA viniera hecha). La verdad, por esto y mucho más -sobre todo por el complejo de policía-militar-párroco (Carlos Boyero dixit) de los niños, y prostituta de los padres y los directores que al final tienes- voy a hacer todo lo posible por no tener que trabajar jamás en un colegio. Desde luego, nadie, ni en los colegios ni en la calle ni en las empresas imagina que usamos el método científico y esas cosas, ni que usamos casi palabra por palabra los mismos recursos de otras Ciencias Sociales. Y fuera de los institutos nadie sabe nada de lo que hacemos. Es muy curioso, pero eso no pasa con la Química, la Biología o la Genética. Supongo que forma parte de la tecnocracia descarada, loca y sin paliativos que reina desde los años 50 en la educación española, pero también en la gestión de la cultura y el patrimonio histórico. Manuel, UAM.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Manuel. La verdad es que es cierto que, en general, no se sabe casi nada de cómo se investiga en historia, sin embargo, todo el mundo tiene una idea de qué hacen los químicos u otros investigadores del ámbito de las ciencias experimentales. La mala divulgación histórica que se hace, a mi juicio, tiene también que ver con esto. Esperemos que poco a poco la cosa cambie.
ResponderEliminarUn saludo
Enhorabuena por el comentario, muy ilustrativo. Estudio Historia en la Un. de Sevilla y este año curso la asignatura de Historiografía, que en esencia nos enseña lo que dices en tu entrada. Hay gente que cree que para hacer historia vale todo el mundo que sepa escribir bien y leer, porque no se creen que la historia sea una ciencia. La cuesión es esa mala divulgación histórica que comentas.
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog y me resulta muy interesante. Yo recién acabo de "abrir" uno, también sobre Historia, titulado "La Cuna de Halicarnaso" (desde mi perfil de blogger se podrá acceder, supongo).
Un saludo!
Un artículo de lo más interesante.Me hace recapacitar sobre muchas cuestiones que nunca me había planteado. Me encanta.
ResponderEliminarSí, en la Historioteca, ¡correcto!, la culpa es la mala, pésima divulgación científica de la historia que por desgracia todavía se hace en España; pero, eso no lo olvidemos nunca, no menos culpa la tiene también la ESO y el Bachillerato que se hace, donde las asignaturas de Ciencias Sociales y Humanidades son el último mono, son lo menos importante de todo (y sinó le preguntas tb. a los padres), tanto para directores de escuelas, planes de estudios, padres como compañeros de trabajo. Una divulgación científica que sistemáticamente obvia las fuentes primarias, ¡creo que les dan miedo!, uuuuhhh, huyen de ellas como si fueran el demonio, entonces claro, jamás se explican hipótesis ni esas cosas tan "misteriosas", ni el más mínimo debate historiográfico, ni reflexión personal ni nada. Hasta la próxima, escribo unos rollos cada vez que me pongo, ufff. Manuel, investigador de Historia Contemporánea UAM
ResponderEliminarVa muy en serio lo que digo. Por favor, si podéis elaborad un documento un poco más largo y detallado, unas 6-8 páginas con subdivisiones, más ejemplos, bibliografía, "webgrafía", y se lo mandáis a las instituciones que controlan los institutos de secundaria de España, a las escuelas privadas cristianas...Sí, para que los profesores de Historia y Ciencias Sociales lo apliquen de una vez en sus clases -tal y como en definitiva se hace en la secundaria de Francia, Alemania, Inglaterra...-, que esta carencia acaba siendo realmente desastrosa para la consideración social de nuestra disciplina, porque para la mayoría, como nunca se explica ésto, ni las fuentes de la historia ni nada que se le parezca nuestra especialidad en la Secundaria no son más que cuentos chinos, curanderismo, milagrería, superstición o literatura épica sofisticada, o patrioterismo pelado, y para los otros es sencillamente una materia maría, facilona y banal que es tan cutre que sólo se empolla y memoriza, que está en los planes de estudio por puro y simple dictamen burocrático funcionarial y que además no sirve para nada de nada en la sociedad, algo completamente inútil. La sociedad española necesita conocer: 1)el estatuto real de la historia como Ciencia Social, bueno, el que sólo nosotros como historiadores sabemos, 2)la función social -sobre todo social-, cívica, política y cultural de la historia en la sociedad contemporánea, para mí es la del resto de las Ciencias Sociales: es enorme, ni más ni menos que como la sociología, la economía, la antropología o la politología, ni más ni menos. Manolo, hist contemp. UAM
ResponderEliminarCreo que un problema muy importante, es el interés casi siempre político de que no se conozca la verdad de lo sucedido, y cambiar la historia al antojo de politiquillos ramplones e ignorantesy sin ningún tipo de escrúpulos a la hora de saltarse el rigor histórico, pero eso sí con mucho adoctrinamiento tendencioso.
ResponderEliminar¿Conocéis esta revista?, "Íber: didáctica de las ciencias sociales, geografía e historia", claro, entiendo que si en En la Historioteca sois divulgadores y didactas rigurosos de la historia, segurísimo que la habréis consultado decenas de veces:
ResponderEliminarhttp://iber.grao.com/revistes/iber
Buenas,me llamo Pablo y para el año voy a estudiar Historia en la Universidad de Santiago de Compostela.He tenido muchas dudas al escoger este grado,no por mi,ya que me apasiona la Historia y me gustaria vivir de ello,sino por mi familia..."que si historia no tiene salidas" "que vas a tirar 4 años de tu vida para estar en el paro" pero me he mantenido firme y voy a cumplir mi sueño,el leer esto me ha tranquilizado ya que pensaba que Historia solo te destinaba a ser docente en colegios,mi sueño seria trabajar en investigacion historica y voy a trabajar mucho para cumplirlo.Por cierto os felicito por vuestro blog,me parece muy interesante y muy ameno,me gustaria contactar con los colabores del blog para seguir despejando mis dudas.Un saludo
ResponderEliminarHola Pablo. Mucho ánimo y adelante. Si quieres contactar con nosotros en el apartado contacta están los datos.
ResponderEliminarHistoria viene del griego, según creo, que significa investigar. La investigación no se agota con unas cuantas consultas; hace falta mucho debate y contraste de pareceres, interpretaciones distintas, consensos... y aún así la Historia debe estar abierta a nuevas formulaciones siempre. Un saludo.
ResponderEliminares interesante ogala me ayude
ResponderEliminarHola soy Archivista Colombiano, me parece muy asertiva tu reflexión, sobre todo porque tocas un punto determinante y es el asunto con el tema de los archivos...eso se debe a la escasa política pública que acompaña la función social del estado con los archivos...y si hoy muchas de las ciencias que integran las ciencias sociales y disciplinas como la historia, la archivística y la documentación, es precisamente por el desdén, la desidia y el efecto de desorden que a la postre favorece la corrupción.
ResponderEliminarGracias por el aporte, recuerda que en Historia 2+2 nunca es 4, es decir jamás se sabrá a ciencia cierta al 100% lo que ocurrió en el pasado
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