Durante la mayor parte de nuestra historia la carta fue la forma más común de comunicarse por escrito. La importancia de mantener la confindencialidad de lo escrito supuso desde antiguo una de las grandes preocupaciones de los interlocutores. Las misivas podían ser interceptadas por el enemigo, ser abiertas por personas indiscretas o no llegar nunca al destinatario, por lo que era esencial mantener el contenido a salvo. Para solventar este problema se hizo uso, entre otros sistemas, de la cifra.
La cifra consistía en utilizar un código, bien en forma de alfabeto o de otro tipo, que sólo conocieran los interlocutores de manera que, si alguien más leía la carta, no pudiera entender lo que ponía. Seguro que muchos de ustedes han usado algo parecido cuando eran pequeños, para por ejemplo, copiar en los exámenes, o mandarse mensajitos con otros compañeros.
El primer ejemplo data de la guerra de la Independencia. Se trata de una carta escrita en una partitura, de manera que a simple vista parece música:
A continuación una imagen de la cifra y su equivalencia:
Y por fin la carta descifrada:
Las imágenes se pueden ver mejor AQUÍ, donde además se explica el origen de los documentos.
El siguiente ejemplo corresponde a la cancillería del Papa Alejandro VI. Era habitual que se usara siempre la misma cifra. El documento procede del Archivo Segreto Vaticano:
Un detalle en el que se ve (aunque no muy bien) que a cada palabra o letra, según el caso le corresponde un símbolo:
Y ahora una carta en la que se utiliza la cifra:
También en este caso en ESTE ENLACE a la página del Archivo se puede ampliar la imagen y verla mejor.
Por último, un ejemplo de una carta cifrada que Sor María de Ágreda le envió a don Francisco de Borja, amigo y confidente suyo. Cuando su correspondencia con el rey era ya muy conocida, ella empezó a temer que las cartas que le enviaba a su amgio y en las que hablaba muy claramente de lo que pensaba del rey y sobre todo de su valido don Luis de Haro, que no era precisamente santo de su devoción, fueran leídas por ojos curiosos y poner en peligro su relación con el monarca, así que le propuso a don Francisco usar una cifra que le había enseñado su confesor. En este caso cada símbolo corresponde a una letra:
La cifra, que conseguí descifrar después de mucho pensar y gracias a las aportaciones de otros autores es esta (por si alguien se quiere entretener):
La caligrafía, es de Constanza Negueruela, yo tengo bastante peor letra.
¡Qué interesantes estos documentos que aportas!
ResponderEliminarMuchísimos son los acontecimientos que a lo largo de la Historia han usado métodos parecidos a este. Quizás uno de los más cercanos lo encontremos en la II Guerra Mundial, aunque esta vez, en vez de en carta, fue el lenguaje oral el que estaba cuidadosamente cifrado.
Un saludo!
Carolina, siempre tan amable. Muchas gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarCreo que se hizo una película sobre el episodio que comentas del uso del navajo en la II Guerra Mundial.
Me ha parecido muy interesante, casi dan ganas de crear un código propio.
ResponderEliminarCada vez me intriga más y me parece más interesante el personaje de Sor María de Agreda.
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