martes, 26 de abril de 2011

Hamilton Naki o el jardinero fiel

Hoy les traigo una historia ocurrida no hace tantos años pero poco conocida en la actualidad. Una historia que plantea algunos interrogantes y varias cuestiones sobre las que reflexionar.

Esta noticia apareció en El País, el 11 de junio de 2005:

En diciembre de 1967, el doctor Christian Barnard anunció al mundo una asombrosa noticia: el primer trasplante de corazón entre humanos realizado con éxito. Había sido realizado en el hospital Groote Schuur, de Ciudad del Cabo. En la Suráfrica del racismo de estado, nadie supo entonces que buena parte de la operación la había realizado un hombre de raza negra, Hamilton Naki. "Si hubieran publicado mi fotografía habría ido a la cárcel. Así eran las cosas en aquel entonces", recordaba Naki en este periódico el 26 de abril de 2003. Naki falleció el pasado 29 de mayo a la edad de 78 años.
Oficialmente fue, durante casi cuarenta años, un auxiliar del hospital. Hamilton Naki nunca terminó la escuela primaria. Entró en la institución como jardinero, aunque pronto se dedicó a limpiar las jaulas de los animales con los que el equipo del prestigioso cirujano Barnard experimentaba en el campo de los trasplantes.
Poco a poco, las habilidades de Naki llevaron a los médicos a pedirle que manejara a los animales durante las operaciones; luego, que se hiciera cargo de la anestesia, y finalmente, que los operara con sus propias manos. A partir de la mera observación, según explicaba él mismo, Naki se convirtió en un experto cirujano de manos precisas y firmes, aunque sólo conocido para los que compartían quirófano con él. De cara a la ley, era el jardinero.
La noche del 3 de diciembre de 1967 fueron las manos de Naki las que extrajeron el corazón de una mujer, atropellada por un coche, para que fuera trasplantado a un hombre blanco, la primera persona que recibía un corazón ajeno. No fue hasta 2001, poco antes de morir y una década después del fin del apartheid, cuando Barnard le confesó la historia a un realizador interesado en hacer un documental sobre el tema. "Técnicamente, él es mejor que yo", le dijo.
Naki siguió trabajando hasta 1991. Tras conocerse la historia le llegaron los reconocimientos, además de un graduado honorífico en Medicina por la Universidad de Ciudad del Cabo. Naki se jubiló con una pensión de 226 euros al mes. La que le correspondía como jardinero.

Si buscan Hamilton Naki en internet, aparecen varios artículos que cuentan poco más o menos lo que recogió El País, pero también citan que existe, aún hoy, cierta controversia acerca de la veracidad del relato. No tanto en la valía de Naki, sino en su contribución real al trasplante, ya que no hay pruebas de ello. La confesión de Barnard antes de morir, lo oportuno, en la Sudáfrica post apartheid, de una figura como Naki... contribuyen a acrecentar la leyenda.
La cuestión es que si nadie hubiera dicho nada, la historia hubiera engullido al jardinero y nunca se hubiera sabido de él, lo que hace reflexionar sobre la cantidad de personajes que han quedado en el anonimato a lo largo de la historia, o lo que es peor, de cuyas vidas conocemos una versión, que en ocasiones está alejada de la realidad.
¿Qué piensan ustedes?

3 comentarios:

  1. Hay tantos y tantos héroes que quedan en el anonimato.. y ahora más que nunca, ya que parece que los únicos que tienen derecho a merecer un reconocimiento son los actores y cantantes. La intelectualidad ha pasado a un segundo plano. Una lástima... tantas personas que cada día hacen tanto por la humanidad, y que tan poco reciben de ella.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  2. Más que de héroes anónimos, este caso, sea o no verdadero -qué mas da, habrá miles de ellos anónimos-, vuelve a hablarnos de la lacra del racismo. ¿Cómo puede ser que aún sigamos discriminando a nuestros semejantes por el color de su piel? Lo que nos gusta a los humanos hacernos grupitos y buscar la superioridad.

    ResponderEliminar
  3. Vergonzoso que no le reconocieran tambien de manera económica sus méritos.

    ResponderEliminar