miércoles, 19 de enero de 2011

Mujeres travestidas

Maria van Antwerpen nació en la guarnición de Breda en 1719. Se quedó huérfana a los 12 años y tuvo que empezar a trabajar como criada para diferentes patrones. A la edad de 27 años se alistó en el ejército como soldado bajo el nombre de Jan van Ant, y un año más tarde contrajo matrimonio con una mujer que, según la documentación, desconocía su verdadero sexo. Cuando en 1751 la guarnición a la que pertenecía se acuarteló en Breda fue reconocida, delatada y juzgada. El arresto fue un gran escándalo y Maria condenada al exilio. Años después en Gouda, adonde se había trasladado a vivir, fue persuadida por otra mujer para que se casase con ella. La ceremonia se celebró en 1762 y Maria volvió al ejército, esta vez bajo el nombre de Machiel van Antwerpen. Tampoco en esta oportunidad tuvo éxito y en 1769 en una visita a Gouda, de nuevo alguien la reconoció y la denunció. El 23 de febrero de 1769 un tribunal la condenó por "fraude flagrante y mayúsculo al falsear su nombre y calidad" y "burlar las leyes humanas y divinas del matrimonio". Desterrada nuevamente, su pista se pierde hasta 1781 fecha de su muerte en Breda.

Este caso no era extraordinario en la época, aunque sí contar con tanta información, y es que en Europa desde la Edad Media existió una tradición de travestismo femenino que se dio, fundamentalmente, en el noroeste. En la Monarquía Hispánica se conoce el caso de Catalina de Erauso, la monja alférez, pero no fue un fenómeno tan extendido como en el norte del continente.

Catalina de Erauso
Los casos mejor estudiados son los de Inglaterra y los Países Bajos, para los que se cuenta con más de 110 casos desde el siglo XVI al XVIII. Casi todas las mujeres pertenecían a clases bajas y habían sufrido el desarraigo familiar. No todas eran lesbianas ni los motivos sexuales fueron los únicos que les llevaron a adoptar apariencia masculina. Algunas mantuvieron el engaño tan sólo unos meses o unas semanas, otras durante años, otras durante toda su vida.

La diferencia entre hombre y mujer es la más básica. Se forma en la primera infancia y, por tanto, es uno de los aspectos más arraigados en la identidad de una persona. Un cambio de sexo es, por tanto, una decisión muy drástica. 
 
¿Qué razones llevaron a estas mujeres a vestirse como hombres?

En la Edad Moderna había varias situaciones en las que las mujeres podían adoptar apariencia masculina como parte de una costumbre. Los ejemplos más claros son los carnavales, los viajes (por cuestiones de seguridad), los disturbios y las huidas (en casos de maltrato, por ejemplo).

Pero estos casos no suponen un travestismo real, sino más bien un disfraz útil en una determinada situación, ya que era temporal y no había intención de engañar. Se trataba, sin embargo, de una práctica muy extendida.

Más interesantes son los casos de mujeres que hicieron permanente su apariencia masculina. Pero este paso, adoptar permanentemente la apariencia de hombre, fue más fácil de dar para ellas gracias a la existencia de esa tradición del "disfraz".

Los motivos de las mujeres que adoptaban una identidad masculina eran siempre complejos y no obedecían a una sóla razón pero sí se repite una serie de motivos que tenían más o menos peso en cada caso y son: seguir a un familiar o amante, el patriotismo y la pobreza.

Se conocen varios casos de mujeres holandesas que se embarcaron hacia las Indias Orientales para reunirse con sus maridos trasladados allí. Algunas lo consiguieron y otras fueron descubiertas durante la travesía, ya que en un barco, los marineros no gozaban de mucha intimidad y era fácil que el engaño saliera a la luz.

Hubo mujeres que esgrimieron el patriotismo como justificación para travestirse, no en vano los momentos de guerra son en los que se dan más casos. El amor a la patria y el deseo de defenderla como soldado llevó a muchas mujeres a adoptar apariencia masculina y alistarse en el ejército. Es más, algunas, a pesar de ser descubiertas fueron tratadas como heroínas. En el Antiguo régimen una manera de elogiar a una mujer era, precisamente, calificarla como "varonil". Así que, cuando una mujer contaba con "cualidades masculinas", más valoradas que las femeninas, era motivo de elogio por su excepcionalidad.
Geertruid ter Brugge, del cuerpo de Dragones, 1700

Pero también hubo casos en los que el motivo patriótico se volvió en contra de las mujeres en sus juicios porque salían a la luz motivos menos "elevados". Tal es el caso de Maria van Spanje que alegó haberse embarcado por el "anhelo de servir al país como marinero", pero que vio cómo se debilitaba su argumento cuando se descubrió que se había alistado en más de una ocasión embolsándose una buena cantidad de dinero cada vez.
Precisamente la falta de dinero, la pobreza, fue otro de los motivos que llevaron al travestismo. Cuando un hombre caía en la indigencia tenía la posibilidad de entrar en el ejército, pero la alternativa para la mujer solía ser la prostitución, menos segura y más despreciada por la sociedad. Para mujeres que se encontraban en situaciones de necesidad el conocimiento de que había habido otras que habían tomado el camino del travestismo y que habían tenido éxito fue un estímulo para seguir ese método también.                              

Además de todo esto, existía un componente psicológico más difícil de rastrear en la documentación. En la Edad Moderna sólo había una orientación y práctica sexual aceptada y era la heterosexual. Por tanto, para una mujer era prácticamente imposible pensarse a sí misma como lesbiana y no entrar en un conflicto profundo. El travestismo dotaba a estas mujeres de la "libertad psíquica" necesaria para tener relaciones amorosas con otras mujeres.

A pesar de la pluralidad de los motivos, todas ellas sabían que había habido otras mujeres antes que ellas, que pertenecían a una tradición común, que fue desapareciendo paulatinamente hasta casi extinguirse a principios del siglo XIX.

Información extraída de: Dekker, R. y van de POl, L., La doncella quiso ser marinero. Travestismo femenino en Europa (siglos XVI-XVIII), Madrid, siglo XXI, 2006.

9 comentarios:

  1. Las imposiciones que durante años han obligado a las mujeres a ceñirse a una serie de roles han dado como resultado casos como estos, en los que las féminas se rebelan contra los modos de vivir que se le han establecido y rompen las normas.
    También, además de todos los ejemplos citados, son muy curiosos los casos de mujeres piratas en la Edad Moderna, como Ann Bonny y Mary Read, que, al igual que sus compañeros, lucharon de manera férrea por conseguir un botín.

    Muy buena entrada.

    Un saludo.

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  2. Otra de las razones de las mujeres para travestirse, aunque muy aislada, era poder asistir a la Universidad(hay algunos casos célebres). Creo que esto era "habitual" durante el XIX e incluso el XX. Alguna incluso lo ha hecho en el XXI...
    http://www.terra.com.pe/terrastereo/noticias/mus11833/shakira-se-vestia-hombre-universidad.html

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  3. C.G. Aparicio gracias por su comentario.Efectivamente los casos de mujeres piratas que cita se encuadran en la misma tradición de la que hablamos. En muchos casos no se trató tanto de una "rebelión" consciente sino de una salida a situaciones de precariedad muy difíciles.

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  4. Víctor J. Gracias por tu comentario. Sí, otra de las razones era pasar desapercibidas en ambientes masculinos, aunque en estos casos, como el de la colombiana, se trataba más de un disfraz y no de un "cambio de sexo" definitivo.

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  5. Precisamente esta semana me han contado el caso de Benedicto III, un pontífice medieval que, no sólo parece ser era mujer (eso es algo que ya había oido), sino que incluso se descubrió todo el pastel porque estando en plena comitiva por las calles de Roma le entraron dolores de parto.
    A raíz de este altercado parece que fue cuando comenzó a usarse la silla stercoraria cuando un nuevo papa era elegido.

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  6. A ver qué os parece.
    Os lo insrto en dos partes porque excede el número de caracteres permitido.
    Saludos.


    El recién concedido premio Nadal ha recaído en una novela de la veterana Alicia Jiménez Bartiett que se ha apartado de su género de la novela negra y se adentra en el apasionante de la guerrilla que durante mas de una década campó por diversos territorios del Estado.

    La historia es casi biográfica respecto a un personaje tan atractivo como fue el de La Pastora, una persona que sería inscrita como mujer, pero que realmente era un hombre con los órganos sexuales atrofiados, por lo que al final acabó siendo conocido con el nombre de guerra de «Fulgencio», aunque su verdadera anotación registral era la de Teresa Plà Meseguer, nacida en el «mas de la Pallissa», casa de pastores de Vallibona, cerca de Morella, territorio de amplia repercusión y protagonismo en las guerras carlistas. Se decía que su familia era carlista.

    Aquel territorio ha sido siempre origen de guerrilleros en una lucha feroz de rebeldía contra el poder opresor, contra lo existente o «correctamente» establecido. Las guerras carlistas allí son calificadas como «guerras del hambre», porque era una zona profundamente deprimida desde que el comercio de lana y cereales con Italia, floreciente en los siglos XV y XVI, decayó hasta desaparecer, quedando sólo la tierra de secano que no daba ni para mal subsistir. Cercano a ese territorio, casi formando unidad con él, está el Bajo Aragón, la zona de Teruel, donde se daría la primera experiencia de comuna anarquista del mundo durante la guerra del 36-39; otra sería en Barcelona.

    También del Maestrazgo fue el famoso guerrillero El Groc, de el Forcall, igualmente justo al lado de Morella, un guerrillero nombrado por el primer rey carlista Comandante General del Bajo Aragón, que sería desasistido por el traidor emigrado general Cabrera, y que acabó él solo, siendo asesinado por los soldados de cuota de uno de los batallones enviados desde Valencia para acabar con la resistencia carlista tras la primera guerra, y ello, además, en una emboscada, previa compra de un delator.

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  7. Gracias por tu comentario Necesito respirar. Conocía el caso del que hablas. La cuestión del hermafroditismo también se intuye en algunos de los casos de la Edad Moderna pero es difícil de documentar, en parte por el concepto del cuerpo que se tenía.
    Los casos de los que he hablado se refieren a mujeres que se visten como hombres, aunque no necesariamente porque se sientesen hombres.
    También en la época contemporánea existen casos de travestismo permanente en los Balcanes las llamdas Vírgenes Juradas. Pero como digo hay muchos casos diferentes y razones diversas para el travestismo.

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  8. Sí y otra razón es la identidad de género...la pobreza, la miseria vienen después como consecuencia del travestismo, no como causa

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  9. Desde luego anónimo. La cuestión que abordábamos era el caso de mujeres que se travestían por diferentes motivos, no sólo de identidad de género. En estos casos se trataba más bien de un disfraz, que es muy diferente. Existieron casos en los que se buscaba la reasignación, pero no eran todos. Gracias por tu comentario.

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