martes, 28 de diciembre de 2010

Limpieza en seco

Si ha creído, por el título, que le íbamos a dar consejos sobre cómo limpiar las manchas de champán navideño de sus prendas de piel, está muy equivocado, porque de lo que trata esta entrada es de hábitos de limpieza e higiene en la Edad Moderna en la Europa occidental.

Aunque en películas y series ambientadas en el periodo podemos ver cómo los personajes toman baños y usan el agua, lo cierto es que esa no era la costumbre generalizada.
Si bien es cierto que desde la Antigüedad en buena parte de Europa se hizo uso habitual de los baños públicos y que la limpieza corporal estaba ligada al uso del agua, una serie de circunstancias hizo que paulatinamente desde el siglo XVI se fuera abandonando esta práctica.

El azote de la Peste Negra en Europa causó no sólo una debacle demográfica sino también produjo cambios en la mentalidad y hábitos de la población. Como he dicho, los baños públicos herencia de los romanos se usaban con cierta frecuencia en Europa, pero tras la peste se fue extendiendo la creencia de que en los baños se producía con mayor facilidad el contagio y, por tanto, había que evitarlos. Esta tendencia se acentuó a partir del siglo XVI en la Europa occidental, cuando se empezaron a tomar más medidas higiénicas para controlar las epidemias.

Entre la población caló la idea de que bañarse era peligroso. Con el agua caliente y el vapor los poros de la piel se dilatan y así, se creía, los agentes patógenos podían penetrar más fácilmente en el organismo.
Se impuso la LIMPIEZA EN SECO. Lo único que seguía lavándose con agua, a veces mezclada con vinagre, vino o alcohol, eran la boca y las manos.
Este cambio de hábito no significó una disminución en la preocupación por la higiene sino todo lo contrario. Se preocupaban mucho pero consideraban mejores otros métodos.

Un famoso arquitecto explicaba en 1626: “Hoy en día el uso de la ropa interior nos permite mantener limpio nuestro cuerpo con más comodidad que los antiguos con los baños. Entonces el uso de la ropa interior era desconocido y para estar limpio había que lavarse. Pero hoy, gracias a ella, se puede prescindir cómodamente”.

                                            Pieter de Hooch, Cuidados maternos

La limpieza consistía en enjugarse el sudor, frotarse con paños limpios o aromatizados y empolvarse. En este contexto la ropa interior adquirió una gran importancia, ya que se creía qua absorbía la suciedad y eliminaba las impurezas del cuerpo. Era fundamental mantenerla limpia y mudarse frecuentemente, lo que también ayudaba a detener o, al menos, retrasar la aparición de pulgas y piojos, algo muy habitual entre prácticamente toda la población. De hecho, una de las tareas de una buena madre era despiojar y espulgar a sus hijos.

                                     Murillo, vieja despiojando a un niño

La limpieza en seco fue práctica generalizada hasta bien entrado el siglo XIX, aunque, por supuesto, en todo este fenómeno hubo diferencias geográficas y cronológicas.

Para saber más: Sarti, Raffaella, Vida en familia, Barcelona, Crítica, 2002.

1 comentario:

  1. BUeno es saberlo, ya no me lavo hasta el 2012. Pero eso sí, me compraré unos gayumbos de CK

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